Publicado: 27 jul 2016 12:48 GMT | Última actualización: 27 jul 2016 12:50 GMT
El movimiento religioso de Fetullah Gulen,
que Turquía señala como artífice del golpe de Estado, tiene
ramificaciones en América Latina. Expertos denuncian que la CIA utiliza
la capacidad de movilización de los seguidores del clérigo en beneficio
propio.
De forma inmediata, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan acusó directamente del fallido golpe de Estado
del pasado 15 de julio al clérigo musulmán Fetullah Gulen, autoexiliado
desde 1999 en EE.UU., y su movimiento religioso de estar detrás de la
intentona.
El señalamiento fue acompañado por una "purga"
monumental que, hasta el momento, suma 50.000 trabajadores destituidos
de sus funciones públicas y más de 10.000 ciudadanos detenidos. La lista
incluye policías, jueces, profesores, militares, fiscales y civiles,
informan medios locales.
Además, el Gobierno turco solicitó a EE.UU. la inmediata extradición de Gulen, que reside en estos momentos en la población de Saylorsburg, en el estado de Pensilvania.
¿Enemigo de Erdogan?
Gulen, multimillonario al que se considera islamista moderado –al
igual que Erdogan–, es líder de la Alianza por los Valores Compartidos y
de la organización Hizmet.
A esta última, que se la compara
frecuentemente con el Opus Dei, fue creada con apoyo de EE.UU. en 1980
para combatir la influencia de la izquierda. Controla un millar de
escuelas y universidades en 180 países que van desde los abiertamente
musulmanes a EE.UU. y América Latina.
También cuenta con medios de
comunicación, bancos, constructoras y centros de salud. "Desde hace
mucho tiempo Gülen ha venido jugando un papel central en la política
exterior estadounidense, con miras a transformar a todos los vecinos de
Rusia y China en sus enemigos, una manera de aislar y debilitar a dos
potencias que pueden amenazar el status hegemónico de la superpotencia
EE.UU.", asegura GlobalResearch.
Por
su parte, el periodista argentino de origen armenio y autor de una
biografía sobre el clérigo Pablo Kendikián asegura que "cuenta con total
respaldo de la CIA. Su organización funciona como una sociedad secreta y
desde su inicio se construyó como una estructura de Estado paralelo.
Erdogan lo apoyó porque para ganar las elecciones necesitaba de los 6
millones de votos de los seguidores de Gulen. A cambio el predicador le
pidió colocar a sus seguidores en la policía, en la justicia, en los
servicios de inteligencia, en las universidades (…) Las campañas a
través de la vasta red de medios que tenía Gulen colaboraron con el
éxito. La primera ruptura sucedió en 2010 cuando Erdogan dio la espalda a
Israel".
El movimiento
Nace en Turquía en la década de los 70 del siglo pasado, como una
iniciativa de inspiración religiosa que se propone "mejorar las
condiciones educativas en las comunidades locales; desde entonces ha
crecido hasta convertirse en un movimiento educativo, intercultural e interreligioso, de carácter transnacional", dice su sitio en Internet.
Otros textos refieren que los seguidores de Gulen defienden una sociedad civil, el libre mercado, el diálogo entre religiones y la importancia del trabajo para ser un buen musulmán, de ahí la comparación con el Opus Dei.
En
EE.UU. el movimiento tiene una enorme influencia. Además de la gran
cantidad de escuelas que maneja, posee un 'think tank', el Rethink
Institute, informa el sitio Orden Mundial.
Presencia regional
A pesar de ser comparativamente menor su fuerza que en EE.UU., Hizmet ya tiene vínculos educativos en América Latina. Enumera Segundo Enfoque
que ya existen centros educativos asociados a Gulen a lo largo del
continente: en Argentina, el Centro de Diálogo Intercultural Alba; en
México, el Centro de Intercambio Cultural y Educativo México-Turquía.
También los colegios Hércules de Buenos Aires, Excelencia Raindrop en
México, Belo Futuro Internacional en Brasil y el Instituto Educacional
Los Azulejos de Caracas (Venezuela).
"Pero no operan solo a nivel
educativo. Gracias a Fethullah Gulen, empresarios turcos hacen negocios
millonarios en América Latina. Han construido viviendas en Venezuela o
controlan el puerto de Guayaquil en Ecuador. Sus negocios en la región
los hace el Gobierno turco a través de Gulen y apoyados por EE.UU.",
explicó a RT el antropólogo kurdo Mehmet Dogan.
Además de los
países mencionados anteriormente, agrega, han extendido sus
ramificaciones a Chile, República Dominicana y Panamá, "donde tienen una
fuerte presencia en el comercio de esa nación. Se estima que el
patrimonio de ese movimiento supera los 50.000 millones de dólares, es
decir, tienen más capacidad financiera que muchos Estados nacionales".
Penetración
Teniendo una relación tan directa con el Ejecutivo de EE.UU. y sus
órganos de inteligencia, estos utilizan la "capacidad extraordinaria de
Gulen" para penetrar en naciones de sus interés. "Recuerda que el
Gobierno estadounidense, en Latinoamérica, no trabaja solo en la esfera
de las agresiones o las presiones. Muchas Organizaciones No
Gubernamentales operan en el terreno directamente", apunta Dogan.
Al
antropólogo kurdo le llama la atención que gobiernos de corte
progresista de la región sigan permitiendo la presencia del movimiento
de Gulen. "Irán, Rusia y Cuba lo denunciaron como un operador de la CIA y cerraron sus escuelas".
¿Gulen presidente?
Para Dogan, la solicitud de extradición cursada por el Gobierno turco
a EE.UU. es una "pantalla" que solo sirve para tratar de calmar los
ánimos de los nacionalistas internos.
"Erdogan pide la extradición
de Fethullah Gulen, pero en realidad no lo quiere en Turquía. Cómo
puede explicarse que el mismo día que solicita la extradición habla en
favor de la pena de muerte.
El derecho internacional prohíbe extraditar a una persona si su vida
peligra. Esa es la excusa necesaria para que eso no proceda".
El
antropólogo está convencido de que Gulen no está interesado en ser
presidente de su país ya que él "funciona mejor controlando al gobierno,
como hace ahora mismo con Azerbaiyán, que controla totalmente gracias a
sus seguidores. Promociona muy bien su imagen de líder teológico, por
eso se lo ve, por ejemplo, retratado con papas o en la Confederación
Internacional de Sinagogas. Su papel no es ser presidente, es controlar
gobiernos".
Y mientras tanto...
El presidente turco tiene por delante la tarea de pacificar un país que, debido a la purga, ha visto crecer el número de oposiciores.
Entre
Gulen y el actual mandatario de Turquía, Dogan asegura que prefiere a
Erdogan por una sencilla razón: "Es un tipo autoritario pero directo,
dice lo que piensa; Gulen no".
Nos obstante, el especialista
estima que el presidente Erdogan "no es un tipo con una ideología
estable". "Tiene miedo de perder el poder y para conservarlo es capaz de
aliarse hoy con dios y mañana con el diablo. Si Erdogan no democratiza
el país, Turquía podría sumirse en la violencia entre kurdos y turcos",
asegura.
Fuente: RT
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